La tercera invitada a BRINDAR! VERBO en Casa Cavia es Carola Gil, columnista del "Momento Whisky" del programa "Odisea Argentina", que conduce Carlos Pagni en LN+, conductora de LN Brunch y co-conductora de "El Primer Café", el podcast de La Nación y Spotify.
Se dice que nació para las cámaras, para el protagonismo, para ponerles chispa a las anécdotas y volver divertida cualquier historia nimia. Digna del stand up, la suya es una actitud atenta y observadora, que luego deriva en apreciaciones tan ocurrentes como ácidas.
Si querés ver su entrevista en video, podés hacerlo en nuestro canal de Youtube.
Sin más preámbulos, con ustedes, la inigualable Carola Gil.
Maximiliano Sardi: Carola Gil, periodista de La Nación+. ¿Hace cuánto que estás ahí ya?.
Carola Gil: Creo que ya son como tres años. Tendría que hacer las cuentas. Igual, yo todavía no me animo a lo de periodista.
MS: ¿Cómo te definirías?.
CG: Por lo que estoy haciendo ahora, conductora, me va más eso. Me parece un poco ambicioso para mí el periodismo porque no fue lo que hice toda mi vida, entonces respeto a los periodistas.
MS: Hace un año, un día antes del anuncio de la cuarentena, arrancabas con “El Primer Café”.
CG: Así es, un podcast que hago con Diego Scott, para La Nación y Spotify. Pero ahí nos agarró, creo que llegamos a grabar un sólo episodio y tuvimos que replantear, repensar y reorganizar todo. Salí con una grabadora y un micrófono que hoy están montados en casa y, desde ahí, más de un año que todos los episodios se hicieron en forma remota, Diego en su casa, el invitado en la suya y yo en la mía. Bastante increíble.
MS: ¿Qué balance hacés de esa experiencia de los podcasts, que no existían hace poco? Especialmente en el periodismo, empezaron el Washington Post y el New York Times, pisando fuerte y reconvirtiendo los formatos periodísticos.
CG: Fue difícil el desafío de hacer un podcast que tenía que estar anclado en la realidad y la actualidad y, a la vez, grabado, porque el podcast requiere muchísimo trabajo de edición, de producción posterior. Al grabado hay que agregarle soundbites, sonidos, testimonios de otros lados, para que sea una experiencia un poco más rica de escuchar. Creo que el mayor desafío es decidir el tema, con qué vamos a decidir hoy salir mañana y qué va a pasar mañana que va a hacer que lo que estamos haciendo hoy quede viejo, en este país además.
MS: ¿Cómo eligen la temática? ¿En qué influís vos? ¿Qué te piden?.
CG: Es bastante parejo, tenemos una productora con la que trabajamos, Karina Labragna, pero es una gran reunión de ida y vuelta. Tenemos la suerte de poder nutrirnos con todos los periodistas que tiene el diario. “Qué bien con lo que salió Cabot hoy, llamémosló, podés hablar 10 o 15 minutos”, y de repente te atiende desde el auto o desde la redacción. Tenemos esa ventaja, pero hay mucho ida y vuelta, mucho ping pong entre nosotros. O algo que a uno en particular lo movilizó y quiere ir con eso. Por ejemplo, el otro día yo quería hablar con mucha gente que se vacunó en Estados Unidos, para saber cómo es vacunarse allá. Bueno, se los vendí, lo compraron internamente y de ahí fue empezar a reunir testimonios de vacunados, médicos, en distintos Estados, como para armar un episodio que no dura más de 25 minutos o media hora en el que te lleves algo extra a lo que te ibas a llevar con una nota periodística o viendo la televisión. Podemos ir un poquitito más en profundidad.
MS: ¿Creés, en ese sentido, que tu hit es tener una mirada distinta, menos condicionada?.
CG: No sé. Primero que no sé si eso es un hit. No sé, creo que puede ser, pero creo que siempre que le das una oportunidad para escuchar la mirada de los demás, tienden a ser interesantes.
MS: Sí, pero también hay muchas respuestas a coro…
CG: Sí, eso es verdad también. No sé. Soy muy exibicionista y a la vez soy muy pudorosa acerca de hablar de mí misma y lo que hago bien. Yo tengo claro qué dos o tres cosas hago bien y a qué cosas me animo y a qué otras no…
MS: ¿A qué le tenés miedo?.
CG: A cualquier cosa que implique responsabilidad y que evidencie una falta de preparación. Prefiero no hacerlo o tomármelo muy en serio. Y “muy en serio” significa que, de repente, la mina se contrató el profesor de política.
MS: ¿Lo has hecho?.
CG: Sí, claro. Si voy a mandarme con algo, tengo que sentirme mucho más sólida de lo que quizás vas a ver vos, porque quizás dije dos palabras, pero yo estaba tranquila de saber que tengo resto. Soy, en ese sentido, muy autoexigente. Puede no notarse porque soy muy descontracturada e informal, pero patinar y encontrarme en un error, no, no me gusta nada.
MS: Vas de “El primer café” al “Momento whisky”. ¿Cómo surgió ese momento?.
CG: El “Momento whisky” en Odisea surgió medio de casualidad. Siempre, desde el comienzo del programa, de parte de Carlos Pagni y quienes armaron el programa, hubo cierta necesidad de que hubiera un momento descontracturado, en el que se pudiese hablar del “lado B” de la política y contar esas “charlas de quincho” que siempre fueron tan populares. Entonces tiene ese ingrediente de lo que nadie está contando porque están contando las otras cosas que, aparentemente, son más importantes y más trascendentes, eso que los políticos dicen cuando quieren que los escuchen. Bueno, el Momento Whisky apunta a contar qué dicen cuando no quieren que los escuchen o cuando sus actos los traicionan. Creo que fue Nico Dujovne el que sacó de abajo de la mesa una botella de whisky y la puso arriba de la mesa, ahí quedó y ahí se convirtió en una mini marca dentro de una gran marca registrada que ya es Odisea.
MS: Y en el día a día, en esta concatenación lineal de pensamientos, ¿Sos de pensar momentos en función de lo que comés y lo que tomás? Digo, ¿Hay un momento café, un momento té?.
CG: Momento café sí, porque me cuesta muchísimo arrancar el día sin tomar café. Es más, hubo un momento en el que intenté una abstinencia de café, para ver si podía no tomar café. Me iba a dormir a la noche fantaseando con el café del día siguiente, una cosa de locos, jajaja. Así que dije, “bueno, admití que no es por acá”. Intenté eso de dejar los lácteos, leche de almendras, qué sé yo, pero no: café con leche como el que tomaba cuando iba al colegio. Entonces mi café de la mañana, sí. Soy bastante neura con el café, no me banco esas tasas recalentadas o el café quemado. Porque me parece que pasó algo en Buenos Aires. Algunos cafés tuvieron un declive y un colapso absoluto en calidad, y después tenés los cafés hechos por baristas con cosas particulares, que son espectaculares, pero el café promedio de bar está peor. Entonces sí, tengo mi “momento café” y tengo mi “momento vinito blanco y champagne”.
MS: Además del café, que hablaste con mucha pasión, ¿Qué cosas te obsesionan?.
CG: (Ríe) Desde las frivolidades más absolutas, me obsesiona la calidad de vida con la que voy a llegar a la vejez, tanto física como económicamente es una gran obsesión. Yo me ocupé mucho de mi padre con parkinson y en una muy mala situación financiera de la que me tuve que hacer parcialmente cargo. Entonces eso te diría, no sé si obsesionarme, porque no tengo una personalidad muy obsesiva, pero sí es un tema muy recurrente del que hablo, del que me ocupo, que traigo a colación, pienso cuando tomo decisiones. No tengo hijos, entonces igual nunca hubiese tenido el concepto de “quién me va a cuidar”. Esto de que te cuiden, no lo hagas si podés evitarlo, fue bastante traumático para mí. Esa es una de las cosas que me obsesionan o en las que pienso mucho. A pesar de ser una mina muy positiva y para arriba, hablo de la muerte, soy brava; siempre necesito ver el peor escenario allá adelante para pensar “bueno, todavía no estamos tan mal”. Después, con más frivolidad, después de hacer televisión por un año en el que venían y me ponían un fierro caliente en el pelo y yo pensaba “ay, este pelo, encima que tengo este pelo de polaca, finito, me lo van a hacer bolsa”.
MS: El pelo…
CG: El pelo, sí. Que esté sano. Googleo a la noche qué productos mezclar.
MS: Con el Momento Whisky vos describías esta situación de ser un insider, ¿Te pasa en más de una situación? ¿Tenés buena llegada, con fuentes distintas? ¿Lo salís a buscar o te llega naturalmente?.
CG: Es un mix. Cuando se instaló el segmento, llega. Pero siempre hay que salir a buscarlo. Me cuesta más, porque, fijate cuando hablábamos del periodista, yo no tengo la personalidad de taladrarte la cabeza durante una semana hasta que me lo contestes. Si me decís que no, digo “bueno, está bien, no te preocupes”, me voy llorando a casa y me flagelo si es necesario, pero no te voy a torturar una semana.
MS: Sos una buena confidente, entonces. Confían en vos y te cuentan.
CG: Sí, un secreto más y vuelo por el aire (ríe).
MS: ¿Pero te lo sabés guardar?
CG: Sí, sí.
MS: Fuiste compañera de secundaria de Máxima Zorriegueta. Son amigas. ¿Cómo es hablarse con una Reina?.
CG: Lo que pasa es que no hablo de mi amiga. No cuento. Ese nivel de amistad tengo.
MS: ¿Y hablan cada cuánto?.
CG: Tengo ese nivel de profunda amistad en el que no hablo ni un día (ríe). Porque cuando lo decís así, todos tenemos amigos y los cuidamos.
MS: Yo a ese nivel no. Que me llama una reina….
CG: Pero hablo de amistades profundas, de alguien conocés desde los seis años.
MS: Ah, pero yo los prendo fuego a mis amigos…
CG: Yo no… por eso me cuentan todo (ríe).
MS: ¿Y amigos en el medio tenés?.
CG: Sí, mis compañeros con los que trabajo hace años. Hoy por hoy te diría que Carlos Pagni es un gran amigo, es mi familia. Pancho Olivera es un buen amigo. Carlos Manzoni. Gente con la que trabajo, sí, hice buena amistad.
MS: ¿Te gusta trabajar con varones? Viste que el periodismo está todavía muy desbalanceado…
CG: Sí, viene lento ese temita....
MS: Sí, la igualdad viene retrasada.
CG: Sí… Me encantan los hombres, yo estaría todo el día (ríe y abre los brazos) siendo la única mina rodeada de hombres, me encanta. Me gusta mucho trabajar con mujeres también, eh. Me gusta el grupo, laburar en grupo. Soy solitaria, soy una trabajadora solitaria, pero después lo que se hace en grupo me encanta.
MS: Hacés tu rutina sola.
CG: Sí. Primero, soy hija única, entonces ya es toda una definición de cómo uno va por la vida. Las ideas se me ocurren en soledad y produzco en soledad.
MS: ¿Y tenés actitudes de hija única o sabés ceder?.
CG: No, no, porque tuve una madre brava que no permitió ni dió mucho lugar a la nena mimada. Sos naturalmente el objeto de las miradas de tus padres, pero no tuve en ninguno de mis padres, quizás en mi viejo, eso del aplaudidor serial que cualquier cosa que hagas estaba bárbaro. Eso de “mirá que bien dibuja” e hizo una porquería el chico, no.
MS: ¿Pero buscabas esa aprobación?.
CG: No, pero evidentemente desde muy temprano fui muy cauta con que no me dejen salir y hacer un papelón, frénenme antes.
MS: ¿Te pasó últimamente?.
CG: Me pasó hace una semana. Empecé a publicar una columna en La Nación, en el suplemento El Berlinés con una serie de mujeres muy talentosas. Yo siempre escribí, es un lugar en el que me siento muy cómoda, pero escribiendo las cosas que a mí me interesan, en el registro que yo escribo. Pienso “será bueno esto o será una porquería”, entonces ahí lo paso por un filtro, por ejemplo, lo agarro a mi marido y le digo “decime si es una porquería, decímelo”.
MS: ¿Qué te dijo?.
CG: Está muy bueno, está muy bien. Es editor, entonces es una mirada autorizada, donde tengo otro “no aplaudidor serial”, cosa que se ve que me rodeo y me gusta estar exigidita con el medio. Pero me gusta mucho el reconocimiento. A mí cuando Carlos Pagni se tienta y se muere de risa al aire, me encanta, me gusta. Disfruto mucho entretener, pero entretener en una comida vos y yo.
MS: El histrionismo.
CG: Sí, me gusta, soy un poco eso y lo disfruto. Entretenerte, que la estés pasando bien, que te haga un cuento y te rías, para mí es… ya está, me considero hecha. Lo mismo si leíste algo mío, como la columna, de la que me llegaron comentarios bonitos, digo “ya está, salió bien”. Me interesa la recepción del otro.
MS: Claro.
CG: También, estando en televisión, expuesta, en un programa que hace política, te comés unos reveses...
MS: ¿Y te duelen?.
CG: Te vas curtiendo también. Veo a otros mucho más entrenados y pienso “¿Cómo puede ser que no les duela eso?”, y es porque tienen una piel de elefante que es bastante envidiable. Pero, alguien me dijo una vez algo bastante sabio, que es que “hoy te ponen arriba, mañana te bajan. Vos anda regulando, porque si te creíste lo de arriba también te vas a creer lo de abajo”. Probablemente uno no sea ni tan maravilloso ni tan… sigo usando la palabra “porquería” porque no quiero decir (gesticula la palabra “mierda” y ríe).
MS: Decí “mierda”, está todo bien (ambos ríen). Gracias Carola.
CG: No, gracias a vos.
Extraño a Carola,me hacía bien verla y escucharla!!!!!!!!!!!!😊