Conversamos con Anabella Maudet, Directora Ejecutiva de Fundación Integrar, sobre su misión de ofrecer becas a jóvenes carenciados, para realizar sus estudios universitarios, la nueva forma de hacer fundraising y mucho más.
Anabella y Héctor, uno de los estudiantes de Fundación Integrar.
La Argentina, producto de falencias socioeconómicas estructurales y una pandemia que viene golpeando muy duro a nuestro país, enfrenta un presente y futuro económico, sin dudas, desafiante. Y de todos estos desafíos el de la pobreza es el principal flagelo, con 11,7 millones de personas cuyos ingresos se encuentran por debajo del umbral de ingresos mínimos para hacer frente a la Canasta Básica Alimentaria. Es obvio e innegable que es un problema de todos. Pero más allá de los motivos más evidentes, lo es fundamentalmente porque lo que está en juego es el futuro de la Argentina: el 56,3% de los niños de 0 a 14 años son pobres y para el segmento de las personas de 15 a 29 años, el número alcanza el 49,6%.
Con el objetivo de evitar caer en dicotomías políticas que obstaculizan la posibilidad de arribar a consensos básicos que nos permitan superar este problema estructural, desde VERBO pusimos el foco en las personas y organizaciones que hacen su silencioso y enorme aporte. En ese marco, la misión que lleva adelante Fundación Integrar, nos llena de emoción y esperanza, por eso es que quisimos compartirla con ustedes.
“Fundación Integrar ofrece becas a jóvenes intelectualmente extraordinarios que provienen de hogares muy carenciados y quieren hacer estudios terciarios y universitarios”, comienza Anabella Maudet, Directora Ejecutiva de la ONG. “Hace 12 años un grupo de amigos, jóvenes estudiantes universitarios, decidió "hacer una vaquita" para ayudar a un chico muy humilde que venía del interior y que quería hacer estudios superiores. Rápidamente detectaron que no solo se necesitaban recursos monetarios, sino que también hacía falta un acompañamiento personal, y uno adoptó entonces un rol de tutor. Ese sigue siendo el espíritu de Integrar: una combinación de apoyo monetario y acompañamiento muy personalizado”.
Evelyn había planificado su embarazo para que Máximo naciera justo después de concluir sus estudios de Enfermería. Pero cayó la pandemia y cancelaron los finales. La vida cambió sus planes y primero llegó Máximo, aunque eso no fue un obstáculo para la determinación de Evelyn, que siguió preparándose para rendir y, hace un mes y medio, se recibió de Enfermera.
Con la impronta inicial de Domingo Faustino Sarmiento, nuestro país ha hecho de la educación la base de su crecimiento económico y progreso social en los albores de la Argentina, siendo esta la herramienta igualadora por excelencia, en un país que se constituía como la tierra de la igualdad. Hemos sido pioneros en la implementación de la escuela pública, primero, y la universidad pública, después. “A pesar de la gratuidad de la universidad, los jóvenes que se criaron en un barrio carenciado tienen poca o ninguna chance de llegar a graduarse. No sólo porque las familias necesitan que todos sus miembros en edad de trabajar lo hagan, sino porque les falta un capital social y cultural sin el cual se hace terriblemente difícil navegar el sistema: el 70% de nuestros estudiantes son los primeros de su familia en terminar el secundario. Es por esto que el seguimiento personalizado que hacemos de cada uno de nuestros estudiantes es absolutamente clave.”, relata Maudet y continúa emocionada: “estos jóvenes son el testimonio viviente de que con talento, resiliencia, voluntad y un poco de ayuda, la vida puede ser muy distinta. Son historias de éxito a pesar de la adversidad y hay ahí, en cada una de esas historias, un mensaje muy potente para todos”.
Mónica Tarifa se recibió primero de Enfermera y luego de la carrera de Medicina.
Como toda organización civil sin fines de lucro, el financiamiento es vital para poder llevar a cabo su misión. En el caso de Fundación Integrar, sus recursos provienen en un 100% de las donaciones que reciben, principalmente, de donantes corporativos. Pero eso comenzó a cambiar el año pasado. “Hasta el 2019 el fundraising de Integrar estaba sobre todo orientado al mundo corporativo, y a lo largo de los años tuvimos el apoyo de muchísimas empresas, que en su gran mayoría nos siguen acompañando. Tomamos la decisión estratégica de desarrollar un plan de crowdfunding porque nos pareció que al centrarnos en las empresas, estábamos dejando sin posibilidad de cooperar a un montón de personas que comparten nuestra visión”, cuenta Maudet. “Al fin y al cabo, las ONG´s somos organizaciones que tienen el poder de hacer algo concreto en relación a esos temas que le importan a mucha gente, somos la interfaz operativa para hacer realidad los anhelos por un mundo mejor, más equitativo y con más oportunidades”.
Sobre sus donantes, Maudet resalta la diversidad de perfiles: algunos donan dinero y son profesionales, académicos y pequeños empresarios; otros donan tiempo y know how. “El cuatrimestre pasado, por ejemplo, 24 profesores voluntarios dieron clases de apoyo a 29 estudiantes que vieron amenazado su avance académico por las dificultades extras que planteó la cursada virtual. Muchos de estos voluntarios eran recién graduados o jóvenes profesionales y entre todos donaron más de 100 horas de clases particulares”, dimensiona. “Lo que nos une a todos los que de alguna manera formamos parte de la comunidad de Integrar es esa frase poderosa de Mandela, sarmientina en su vocación y moderna en su expresión: decía que la educación es la herramienta más poderosa para cambiar el mundo. Y Borges tiene otra frase que personalmente me encanta: "No sé si la educación puede salvarnos, pero no sé de nada mejor". En Fundación Integrar creemos que lo que falta no es talento, sino oportunidades, y sabemos que la educación es el gran igualador, un instrumento que, cuando funciona, compensa las inequidades”.
Encuentro de Graduados 2019.
Al ritmo de cambios y transformaciones que se aceleraron enormemente con el advenimiento de la pandemia, Anabella resalta que en el marco de este cambio de paradigma, la tecnología liberó al individuo de lo que ella llama "la condena de la geolocalización". “Es un proceso de expansión que empezó hace millones de años con el primer intento por comunicarse deliberadamente. La imprenta permitió expandir la distribución de las ideas, el teléfono acortó distancias entre personas específicas, la radio y la televisión construyeron audiencias invisibles a las que algunos pocos dedicaban sus contenidos. Y ahora cada individuo tiene la posibilidad de encontrarse con otros o con el conocimiento que quiera sin intermediación. Es algo tan enorme que me parece que no terminamos de entender realmente el alcance que tiene este fenómeno. Hasta hace 30 años era esencial estar cerca de una fuente de saber; hoy todo está en la web: de lo macro a lo micro, de lo bueno a lo espantoso, todo está ahí, al alcance de los dedos”, destaca la Directora Ejecutiva de Fundación Integrar. “Esto hace que los individuos se hayan vuelto mucho más poderosos. La capacidad de generar cambios que tienen por ejemplo Change.org, o GoFundMe, es inimaginable sin la tecnología. Desbordamos el marco de lo geográfico y eso me parece algo del orden de la revelación. Tendremos que aprender a cabalgar este corcel que a veces se parece a un dragón, pero soy una convencida de que estamos asistiendo a uno de los fenómenos más interesantes de la historia de la humanidad”, comenta y cierra “tal es así que, dada la coyuntura económica nacional agravada por la pandemia, armamos una campaña destinada a interpelar a los argentinos expatriados. Fue un trabajo descomunal, pero fue fascinante y conmovedor ver el apoyo que nos dieron nuestros connacionales radicados en Estados Unidos, Japón, Noruega, Canadá, en toda la Comunidad Europea y hasta algunos que están en otros países latinoamericanos”.
Por último, y despuntando un poco el vicio, quisimos conocer qué rol juega en la misión de Fundación Integrar, la comunicación. “¡La comunicación es todo! Hablando se entiende la gente, hablando se cuentan historias, se transmiten valores, se discute y se acuerda. Fue gracias a la tecnología que reorganizamos rapidísimo la oficina en la diáspora del distanciamiento social, y que pudimos inventar nuevas maneras de acompañar a nuestros estudiantes. Para ese proceso, fue clave que todo mi equipo estuviera enteramente conformado nativas digitales (N. de R. sí, son todas mujeres y muy jóvenes, otro dato interesante de Integrar) y les agradezco la infinita paciencia que me tienen porque para mí la tecnología es una lengua extranjera con la que, si bien me las arreglo relativamente bien, en el fondo me es ajena. Tal vez por eso la puedo pensar "desde fuera", como una herramienta más y no un hecho natural. Gracias a la tecnología por ejemplo nos dimos cuenta que podíamos convocar a los estudiantes de Integrar independientemente del lugar geográfico de residencia. Así que, gracias a la pandemia y a la tecnología, salimos de un modelo en el que los talleres se hacían según un criterio de geolocalización, para hacerlos agrupando a nuestros estudiantes por sus intereses o problemáticas comunes”, cierra Anabella Maudet, Directora de Fundación Integrar.
Podés sumarte a colaborar con Fundación integrar desde su web www.fpintegrar.org o contactando a Anabella Maudet: amaudet@fpintegrar.org.
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