Conversamos con Paloma Herrera, símbolo de la danza argentina y Directora del Ballet Estable del Teatro Colón, sobre su trayectoria, el Teatro Colón y sus desafíos.
“Siempre supe que quería bailar, desde los 7 años, cuando le dije a mi mamá que quería estudiar danzas y la verdad nunca entendí por qué, porque en mi familia no hay nadie que esté en el mundo de la danza”, así comienza Paloma Herrera, el máximo emblema de la danza argentina. “Desde el primer día que comencé en el estudio de Olga Ferri, a los 7 años, estuve totalmente convencida que era lo mío. Olga es mi maestra, me ha dado todo. Su estudio era, para mí, lo más sagrado, mi lugar en el mundo. Gracias a ella me enamoré por completo de la danza”, agrega.
Con la vista puesta en los escenarios más importantes del mundo, fue en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, uno de los cinco mejores teatros de ópera del mundo gracias a su excelente diseño acústico y su asombroso nivel arquitectónico, donde se graduó con las más altas calificaciones. “Para mi es un honor haber realizado mis estudios en el Colón, tengo hermosos recuerdos de toda mi carrera de estudiante y me llena de orgullo poder decir que, gracias al Colón, soy un “producto argentino”. Es que lo excepcional del Teatro Colón es su enseñanza gratuita y el hecho de que está abierto para todas las personas que quieran audicionar y dar el examen de ingreso. No entran los que pueden pagarlo, sino los mejores, aquellos que se lo merecen y tienen el talento y la fortaleza necesarios”, destaca Herrera.
Paloma, quien desde muy joven consiguió un sinfín de premios en América del Sur, fue contratada como primera bailarina del American Ballet Theatre a los 15 años, siendo la artista más joven en alcanzarlo. Cuatro años más tarde, a los 19, alcanzó el rango de “Principal Dancer”, el más alto que otorga de la compañía, siendo la única en recibir ese honor en los 75 años de historia del American Ballet Theatre. Actuó en giras por EE.UU., Europa, Asia y América y, como estrella invitada con importantes compañías, como el New York City Ballet, Tokio Ballet, Kirov Ballet, Bolshoi Ballet, Kremlin Palace Ballet, Ballet Nacional de Cuba, Teatro Colón, New Amsterdam Ballet, Teatro Alla Scala de Milán, entre otras. “Me siento muy afortunada con la carrera que tuve, fue muchísimo más de lo que podía haber soñado o imaginado cuando comencé. Cuando uno es chiquito tiene un montón de sueños y cosas que quiere hacer, como por ejemplo “llegar a la luna”. Mi carrera fue un poco eso: haber llegado a la luna”, resalta emocionada. “De pequeña miraba videos y tenía ídolos como Barýshnikov, Alexandra Ferri, Makarova, entre otros, que para mi eran únicos. Entonces, haber llegado ahí y ser primera bailarina del American Ballet Theatre fue muchísimo más de lo que podía haber pedido”, agrega.
En 2017 asumió como Directora del Ballet Estable del Teatro Colón, una experiencia radicalmente diferente a la que venía teniendo hasta el momento. “Siempre dije que mi vida de bailarina había sido súper intensa, desde los 7 años hasta que me retire. Pero cuando tomé el cargo de Directora del Ballet Estable del Teatro Colón, me encontré con una intensidad igual o mayor. “Para mi es fundamental estar en los ensayos todo el tiempo y hacer crecer a los bailarines artísticamente y dejar mi marca en ello. Ya son cinco años cumpliendo este rol y aún queda mucho por hacer”, expresa Herrera y resalta que “es muy gratificante ver que el público lo valora, que las entradas están agotadas, que la compañía está en otro nivel. Es un gran reconocimiento al esfuerzo y la dedicación de todo nuestro equipo compuesto por repositores que montan las obras, coreógrafos y productores, además de los bailarines.
Como era de esperarse, la pandemia tuvo su impacto también en el ballet, a nivel mundial, con la adaptación a los protocolos y el pivoteo hacia la virtualidad como los principales desafíos. “Trate siempre de dar aliento y herramientas para poder seguir y, afortunadamente, nos adaptamos rápidamente a las clases virtuales por zoom, como hicieron la gran mayoría de las compañías. Para fines del año pasado pudimos hacer un streaming en el escenario del Teatro Colón, a teatro cerrado, con todos los cuidados y protocolos correspondientes y con una coreografía especialmente realizada para esta época, con pocos bailarines y con distanciamiento. Para Maximiliano Iglesias, coreógrafo y primer bailarín de la compañía, fue un desafío enorme tener que coreografiar no lo que a él le hubiese gustado, sino hacerlo adaptándose a esta situación”, comenta. “Pero todo esto nos hizo más fuertes y aprendimos nuevos recursos para seguir adelante.” agrega.
Cuando el teatro reabrió sus puertas y se lanzó la temporada prevista para este año, un nuevo confinamiento dio marcha atrás con todos los proyectos. “Habíamos comenzado con los ensayos, el coreógrafo Alejandro Cervera estaba montando su puesta, estábamos trabajando en la producción y programación de la temporada, hasta que se anunciaron las nuevas medidas y tuvimos que poner pausa a todo, como ocurrió con todo el país. Veníamos trabajando muy bien, con mucho entusiasmo, y con muchos cuidados gracias a la gran inversión que realizó el teatro para realizar los testeos y la programación de las clases en grupo y ensayos. Con esta etapa de confinamiento finalizada, esperamos poder volver lo antes posible para continuar con la temporada que estaba planeada.” finaliza la Directora del Ballet Estable del Teatro Colón.