Conversamos con la directora, guionista y productora sobre su última película, “Trópico”, con Juana Viale y Mauricio Paniagua, la primer avant premiere en pandemia en Argentina.
Que las industrias audiovisual, de las artes escénicas y del entretenimiento en general fueron de las más afectadas por la pandemia, no es una novedad: ya nos los adelantaban Matías Mosteirin de K&S Films y Victoria Aizenstat de Aleph Cine, en junio; nos lo comentaron Axel Kuschevatzky, Benjamín Vicuña, Mercedes Morán, Mora Godoy, Diego Radivoy, el español Jesús Cimarro y Sebastián Blutrach, en nuestro evento BACKSTAGE 2020, en julio y los mismos Axel Kuschevatzky y Sebastián Blutrach lo advertían en nuestro blog, en agosto y hace menos de un mes, respectivamente. En fin, el impacto en la industria fue, es y será muy grave por años, aunque hayan comenzado a operar a medias y con protocolos mediante.
Pero no todo está perdido. “A esta crisis hay que encontrarle el lado positivo, descubrir qué cosas aprendimos de la pandemia, como por ejemplo el streaming para lo que es teatro y la posibilidad de hacer muchas de las reuniones de producción y coproducción a distancia, de manera virtual, que acorta mucho el trabajo”, destaca Sabrina Farji, directora, guionista y productora. “Al principio uno se frustra y enoja mucho, y luego aparece la aceptación. Creo que es desde la aceptación que se puede pensar en hacer algo”.
Fue ella, junto a su equipo de producción y el equipo de actores quienes, el jueves 29 de octubre, realizaron la primera avant premiere del cine argentino en pandemia con la película “Trópico”, con las actuaciones de Juana Viale, Mauricio Paniagua, Fabián Mazzei y Andrea Bonelli, en el autocine Atlas La Rural y, además, en la plataforma Flow. “El estreno fue bárbaro. Fue una idea de Octavio Nadal, de poder armar esta alfombra roja que, a diferencia de lo que uno puede creer como algo banal, es clave en el éxito de una película. Es el momento de salir a provocar ese encantamiento y promocionar la película. Es una situación laboral que hace visible a los actores y a la gente que hizo posible esa película”, comentó. “Ese pedacito de alfombra roja se convirtió en la antorcha para poder contar que estábamos en algún lado saliendo de nuestras casas para poder entrar en ese autocine. Y después, lo que fue ese final de sala del autocine, de recibir bocinazos y la gente con una alegría y una emoción que reflejaban la posibilidad de salir de la casa y poder estar en una sala, en comunión con otras personas viendo una película. Fue decir “¡Estamos aquí, estamos vivos!””, relató emocionada.
Justamente, por su rol protagónico en la película, Juana Viale recibió el reconocimiento a Mejor Actriz en el Festival Internacional de Cine de Montreal. “El premio de Juana me puso muy contenta porque, si bien es mérito suyo en absoluto porque se animó a explorar cosas nuevas con mucho compromiso, también hay una partecita que tiene que ver con mi trabajo de directora, acompañando y llevando a ese actor o actriz en su trabajo. Yo disfruto de trabajar muy de cerca con los actores y prepararnos juntos”, celebró.
En línea con esto, la directora y guionista nominada al Cóndor de Plata en 2010 (por el guión del film Felicitas, dirigida por Teresa Costantini) y al Martín Fierro en 2012 (terna Mejor Miniserie por El Paraíso), resaltó el disfrute que significó para ella trabajar con este elenco. “Fue espectacular. Me gusta eso de pensar en una “familia de cine” y volver a trabajar con actores con los que fui trabajando. Ya lo había hecho con Mazzei y Desiderio en la miniserie Fronteras, donde la pasé bien y tuvimos un registro de trabajo profundo. Con Agustín Sullivan trabajé en Fronteras, donde había tenido un papel pequeño que me había sorprendido enormemente y quería volver a trabajar con él. También con Andrea Bonelli, con quien quería trabajar hace tiempo y me gustó mucho, porque es una actriz impresionante”, contó. Sobre la pareja protagonista, comentó que necesitaba una que fuera explosiva y que pudiera representar el contraste étnico que revela la trama. “Necesitaba un hombre que pudiera representar el norte argentino y Mauricio Paniagua tiene esos rasgos hermosos. Cuando me lo propusieron, automáticamente dije que sí, viendo el gran trabajo que había hecho con Monzón. Y con Juana me ocurrió lo mismo. Es esa mujer de la ciudad, con cierta aristocracia, que viene de otro espacio y se mete en ese mundo de la selva que le da vuelta la vida”. “Juana enseguida tuvo muchas ganas. Le daba mucha curiosidad trabajar con una directora mujer, porque nunca había trabajado con una, además de todo nuestro equipo increíble de mujeres en cámara, foco, sonido. Ella gozó mucho, fue muy cariñosa con todas y se sintió muy a gusto”, resaltó y añadió que “la verdad fue muy fácil trabajar con este elenco. Como decía antes, siempre me gustó esto de armar una “familia de cine” y poder trabajar con gente con la que una siempre quiso trabajar”.
Volviendo al principio y en coincidencia con la opinión de sus colegas, Farji destacó lo complejo de la situación. “La pandemia fue y sigue siendo un sello de defunción para la industria. En algunas instancias sigue siendo muy difícil mantenerse de pié con productoras, teatros, compañías de actores que están quebrando. Desde lo audiovisual, probablemente sólo se puedan sostener las más grandes y va a ser muy difícil que las productoras pequeñas y a nivel federal sobrevivan. Es un sector que no ha tenido subsidios a gran escala para lo que es producción y es un sector muy particular, por lo que no podemos aplicar a créditos bancarios u otros sistemas de financiamiento”, relató y comentó que a nivel local, la industria ha quedado muy desolada y sin muchas herramientas ni por parte del estado ni por el Instituto de Cine. “No han dado respuestas en todo el año y no hemos podido activar nada. No está pensado el plan como para que podamos reactivar la industria y creo que tendría que haber más escucha por parte del estado para que los productores puedan expresarse”, concluyó.
Sobre la importancia de la comunicación en la industria, la directora de la primera productora que salió a filmar en pandemia, destacó que tiene un rol fundamental en una película. “Es el momento de contar al público aquello por lo que uno estuvo trabajando tanto tiempo. Obviamente hay muchas instancias de comunicación de una película, todas muy importantes. Se preparan distintos tipos de dossiers: cuando el proyecto está en una etapa muy embrionaria se arman comunicados específicos que apuntan a buscar inversores, pantallas, castings, co-productores, tratando de promover el proyecto en mercados nacionales e internacionales; otra ocurre una vez que el proyecto ya está en rodaje y se comunica eso; y, por supuesto, cuando se está estrenando la película y se apunta a llegar a público masivo. Entonces, lo que se hace es pensar bien en cuál es el target de esa comunicación y adaptar los materiales a ese público”, cuenta y saca a relucir su humildad: “eso no siempre es algo que sabe el Director o el Productor, sino que lo importante es contar con un equipo de comunicación que sepa claramente cuál es el objetivo de cada una de estas etapas y pueda asesorarnos de forma certera. Creo que lo más importante es tener en claro el objetivo y hacia dónde uno quiere apuntar, ya sean trabajos nuevos, que sigan la línea de la productora u otros”.
Por último, dejó entrever qué le depara el futuro: “estrenar la película que estoy filmando, luego de todo el proceso de postproducción. Además, estoy filmando un documental de Mariquita Sánchez y tengo dos series que tienen que ver con la mujer y el cine. Y a largo plazo estoy desarrollando una miniserie y una película. Así que 2021 será una etapa de escritura para poder crear proyectos nuevos, pensando en el nuevo paradigma audiovisual”, cierra.
2021, parece, viene con todo.
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